sábado, 9 de agosto de 2008

4ª ETAPA TINEO-POLA DE ALLANDE

06:30. Tras una noche de ronquidos y mosquitos, con el sueño ligero, pero descansado, inicio el cuarto día del Camino en Tineo.
No hay dónde tomar café. Todo está cerrado. Tengo que ir hasta el centro del pueblo pues ayer tenía que sellar la tarjeta del paro. Hay que esperar un largo rato hasta las 9:00 que abrirán la oficina. Mientras espero descubro, en un rincón, unos tajinastes (endemismo canario) que yo pensé que solo los había en el Teide o en el Kilimanjaro, pero no, todos somos cosmopolitas, hasta la vegetación hace el Camino de Santiago.



Una amable asturiana me sella la tarjeta y me anima a seguir con mi Camino.
A las 09:15 salgo de Tineo en dirección a Pola de Allande.















A la salida de Tineo hay una buena subida. Allí me encuentro con Joan Moll. Subimos juntos en animada conversación el alto de Piedratecha. La conversación es en catalán, porque es un idioma que aprendía a hablar en mis catorce años pasados en Cataluña y que ahora aprovecho para practicar después de dieciocho años casi sin hablarlo. Tal vez porque la conversación es en catalán, tal vez porque es un tópico inevitable, tal vez porque así lo quiso Dios, el caso es que antes de que nos pudiéramos dar cuenta, Joan y yo estábamos enzarzados en una apasionante y acalorada discusión sobre el victimismo catalán. Tal vez mi conocimiento profundo de la cultura catalana, mi amor a Catalunya y tener a mis mejores amigos entre los catalanes le hizo creer a Joan que compartiría su punto de vista sobre la actitud victimista de algunos catalanistas, pero no, yo no soy nacionalista, ni catalanista, ni españolista, ni europeísta, ni nada. Es más, pienso que esta saga de políticos nacionalistas victimistas, lo único que van a conseguir es repetir las estupideces que cometió el régimen franquista en su afán unificador. Aunque sé que es inevitable que, después del franquismo, ahora suframos las secuelas de su represión, y el revanchismo de los que se han sentido sus victimas, utilizar los mismos y lamentables métodos del Dictador para reparar los daños que hizo no me parece mejor ni más admirable, al contrario, me parece que es comparable con el mal que hizo el franquismo.
Joan, que es un hombre bueno, de buenos sentimientos, no es consciente de vivir inmerso en ese sentir visceral, en esa actitud etnocentrista y xenófoba, y yo me creí en la obligación de sacarlo de su error con la energía que me daba la salubridad del Camino. Error el mío. No se puede cambiar con la Razón aquello que el corazón sabe o que el estomago siente. Menos mal que nos dimos cuenta a tiempo y dejamos la discusión, tratando de poner corazón donde sólo habíamos puesto cerebro y vísceras. Pero la herida se había abierto, días después volvería a sangrar, ahora infectada de pus y nos salpicaría la cara de ira.











A las 13:30 paramos en Campiello, en Casa Herminia, donde comimos una opipara comida con empanada, lentejas y asado, bañado con sidra por 11 €.
Herminia trataba de convencernos de seguir la ruta de los Hospitales, ruta poco o nada transitada, porque está despoblada. La ruta, a pesar de ser muy bella (dicen que se ven hasta osos), no deja de ser más dura, y hasta un atraso, según como lo veas.




No entendí el porque de la insistencia de Herminia hasta después, cuando eché cuentas de que si se escogía hacer esta ruta tenías que llevar provisiones, y el último sitio donde poder comprarlas era allí, en casa Herminia (muy lista la Herminia ésta), luego por otros peregrinos supimos que tu tan solícita Herminia era un lince de las finanzas, convenciéndolos para que pernoctasen en su casa. La mejor opinión, sin embargo la tuve de una de sus hijas: Empezamos a hablar de las Islas Canarias y de cómo le gustaría conocerlas, después, ya en confianza, le pregunté (Como mi madre se llama Herminia también) que tal era vivir bajo las órdenes de una Herminia, la pobre me miró a los ojos y suspiró con un resoplido mas que significativo.



Joan que está convencido por Herminia va a seguir esa ruta y se aprovisiona, a mí me insiste en que le acompañe. Después de un rato de rechazar sus invitaciones nos separamos en Borres, donde habría que pasar la noche, para seguir por la de los Hospitales al día siguiente. A mí, que me apetece encontrarme con David y Antonio, y que no me gusta la idea de andar por zona apache, me apetece más seguir hasta Pola de Allande. Con todo en justicia hay que reconocer que la ruta era bonita como lo demuestran las fotos de esta página de peregrino http://tineo-borres.blogspot.com/2007/08/4etapa-tineo-borres.html. Tal vez la próxima

Paro un ratito a tratar de dormir una siesta, porque el calor es un poco fuerte, pero apenas puedo.A las 15:00 empiezo a subir La Mortera, una buena subida a un buen paso. Atravieso por Porches hasta el Alto de Lavadoira(790m) al que llego a las 19:15. Es un poco tarde, empiezo a bajar deprisita, porque no quiero encontrarme cerrado el albergue. Empieza una bajada rompepiernas y conrareloj. Poco anmtes de llegar, en un sendero que acaban de limpiar de amtojos, me resbalo y me doy un porrazo, me raspo algo y sangro un poquito. No ha sido nada, menos mal.
Llego justo a tiempo, ya se iba la Hospitalera. Que se llama Mercedes y es dominicana, como me nota el acento de Canarias se suelta a hablar conmigo y platicamos un ratito. El albergue está muy bien.




Me encuentro David y con los primos Ricardo y Sergio Blanco, los chicos vascos que estuvieron la noche pasada en Tineo.
Lavo la ropa y me ducho y como nuevo me voy a cenar. Entro a cenar en el Hotel de Pola de Allande y allí me encuentro con Antonio. Cenamos juntos, charlamos y abrimos nuestros corazones contando nuestras cosas más íntimas. Ha sido un broche estupendo para el día denso de emociones y vivencias, el Camino está empezando a hacer su efecto removiendo cosas y sólo es la cuarta etapa.
Gracias Señor por tus dones

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